Miércoles 24 de abril de 2024

Mons. Ojea pidió que el Espíritu Santo nos transforme en hombres nuevos

  • 16 de febrero, 2021
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
Con ocasión del Miércoles de Ceniza, que da inicio a la Cuaresma, monseñor Oscar Ojea compartió con los fieles una reflexión, y pidió al Espíritu Santo que nos transforme en hombres nuevos.
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Con motivo del Miércoles de Ceniza, que da inicio a la Cuaresma, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Vicente Ojea, compartió con los fieles una reflexión.

A través de un videomensaje, retomando sus reflexiones habituales de la Palabra, el obispo expresó que: “el miércoles de ceniza comenzamos un nuevo tiempo en la Iglesia, el tiempo de Cuaresma, un tiempo de una gran seriedad que nos pone en contacto con dos realidades: en primer lugar, con la realidad del ser humano que es frágil, limitado, pecador: la realidad del pecado”. 

Por otro lado, señaló, “la realidad del Espíritu de Dios que es capaz de resucitar a Jesús y también es capaz de convertir ese polvo que somos haciéndolo barro y transformándolo en un hombre nuevo. Así como Dios crea el hombre de barro -la primera creación-, nosotros ponemos nuestro barro delante del Señor para que Él, por el amor del Espíritu, lo transforme en un hombre nuevo, con un corazón nuevo”.

En ese sentido, reflexionó: “Dos realidades entonces: la fragilidad del hombre y su pequeñez; y el amor del Espíritu de Dios. Cuaresma nos hace entrar en esa realidad y nosotros, viviendo la pandemia, estamos viviendo a fondo nuestra fragilidad desde todo el año pasado”, reconoció. 

“Hay distintos lugares en el mundo donde ha recrudecido, pedimos especialmente que cese esta pandemia, esperamos que a nosotros no nos toque lo que está pasando en otra parte del continente; sin embargo, ya tenemos suficiente, hemos tocado fondo”, admitió. “Han aparecido tantas pandemias: la pandemia de la incertidumbre acerca del trabajo, acerca del futuro, la pandemia del hambre en muchos lugares, la pandemia de la desocupación, del miedo, de la desconfianza, de la sospecha, de los enormes problemas que tenemos en la convivencia social; pero cuando tocamos fondo la crisis se convierte en una oportunidad”, consideró.

Finalmente, el prelado pidió al Espíritu de Dios “que sea capaz de transformar este polvo que somos, esta pequeñez que somos, en un hombre nuevo hecho por el aliento del Espíritu de Dios, soplando de nuevo en este pobre barro que somos, para construir una nueva convivencia social. Que el Señor así nos lo conceda”.+