Jueves 18 de abril de 2024

Mons. Uriona ordenó dos diáconos permanentes para la diócesis

  • 11 de septiembre, 2019
  • Río Cuarto (Córdoba)
En celebraciones que tuvieron lugar el sábado 7 y el domingo 8 de septiembre, el obispo de Villa de
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En celebraciones que tuvieron lugar el sábado 7 y el domingo 8 de septiembre, el obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, ordenó diáconos permanentes a Adolfo Guido y a Sandro Báez.



Adolfo Guido es casado y tiene dos hijos, y luego de seis años de formación recibió su ordenación acompañado de su familia y de la comunidad durante una misa celebrada en la tarde del sábado en la catedral Inmaculada Concepción.



En su homilía, monseñor Uriona pidió a los fieles: “Acompañemos con afecto y oración este momento de bendición para él, su familia, y toda la diócesis, pidiéndole al Señor la gracia de que Adolfo viva siempre con entrega alegre el don que recibirá por imposición de manos del obispo a fin de que sea un auténtico servidor”.



Ordenación diaconal de Aldolfo Guido



“Su ministerio estará orientado en acompañar al párroco en el pastoreo de la comunidad sirviendo ante todo a los pobres y carenciados y también en la liturgia a través de la proclamación del Evangelio, la predicación, la celebración de los bautismos, la asistencia a los matrimonios y bendiciendo al pueblo de Dios”, explicó el prelado.



Dirigiéndose al nuevo diácono, expresó: “En tu caminar en el servicio al pueblo de Dios te tendrás que ir identificando con Cristo Servidor y como Él deberás ir aprendiendo a participar de sus sufrimientos que liberan y redimen”.



“Has de tener presente que el diaconado nunca es privilegio en el sentido ‘mundano’ del término. La ordenación no te coloca por encima de los demás; por el contrario te invita a arrodillarte para lavar los pies de los hermanos, particularmente de los más necesitados”, recordó.



“Ruego a fin de que la astucia del Tentador, ya sea por negligencia o por cansancio, nunca te lleve a perder el sabor de la sal y a esconder tu luz debajo de un cajón, sino que siguiendo el modelo de Cristo aprendas, con el ejercicio cotidiano, paciente y fiel del ministerio, a discernir y obedecer la voluntad del Padre. Sólo de esta forma podrás ser sal que da sabor y luz que ilumina a los hermanos”, afirmó.



“Te auguro que el diaconado te lleve a cultivar una espiritualidad en sus dos aspectos complementarios: ante todo la familia, dado que tu camino de santificación se debe dar a través de ella, y el ejercicio del diaconado, el cual será fuente de crecimiento espiritual puesto que también a este ministerio fuiste llamado”, deseó.



Por su parte, el domingo 8 de septiembre, el obispo presidió la ordenación como diácono permanente de Sandro Báez en la parroquia San Roque, “un acontecimiento novedoso para esta comunidad dado que es la primera vez que ocurre”, señaló monseñor Uriona.



El prelado recordó que “desde sus orígenes el diaconado estuvo orientado al servicio de los pobres. Por tanto, éste ha de ser tu cometido central Sandro. La cercanía desde el servicio a los más pobres que son los preferidos de Jesucristo”, exhortó.



» Texto completo de la homilía

 













Ordenación Diaconal de Sandro Báez



“Además, por otra parte, también formará parte de tu misión acompañar al párroco en la liturgia donde tendrás la facultad de leer el Evangelio, predicar la Palabra, administrar el sacramento del bautismo, asistir a los matrimonios y bendecir”, enumeró.



“En consonancia con lo que San Pablo escribe a los Efesios cuando expresa que ‘cada uno ha recibido su propio don en la medida que Cristo los ha distribuido’, Sandro fue descubriendo que había recibido este don cuando sintió el llamado y estuvo varios años preparándose, acompañado de cerca por su esposa e hijos, hasta llegar a este momento culminante”, señaló el prelado.



“Podemos decir que al descubrir este nuevo llamado del Señor a ser diácono desde su condición de casado y padre de familia Sandro ha debido aprender, en sus años de formación, a conjugar equilibradamente su responsabilidad en la vida matrimonial y familiar con su servicio en la comunidad y ese será su desafío de aquí en más. Para ello deberá cultivar una auténtica vida espiritual”, aseguró.



Finalmente, monseñor Uriona recordó que “toda espiritualidad está íntimamente relacionada con la misión y en su caso tendrá que vivirla desde sus obligaciones familiares y de trabajo, sumando ahora el ejercicio efectivo del diaconado donde deberá trabajar en comunión con su párroco en el servicio a la comunidad”.



“Es mi deseo que busques ser ‘grande’, ser ‘el primero’ al modo de Jesús, que no vino a ser servido sino a servir y a dar la vida por nosotros y que no dudó, en la noche de la última cena, en humillarse como un esclavo para lavar los pies a sus discípulos”, concluyó.+



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