Domingo 28 de abril de 2024

Parolin rindió homenaje a la familia Ulma en los Jardines Vaticanos

  • 7 de marzo, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El Secretario de Estado del Vaticano plantó un árbol para conmemorar el 80º aniversario del martirio de Józef y Wiktoria Ulma y sus siete hijos, asesinados por los nazis por dar refugio a judíos.
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El Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, presidió una ceremonia de plantación de árboles en los Jardines del Vaticano, para rendir homenaje a la heroica familia Ulma, asesinada por los nazis en Polonia en 1944, por dar refugio en su casa a una familia judía.

La ceremonia tuvo lugar a pocos pasos de la Gruta de Lourdes -lugar de oración de los Papas y de los peregrinos-  y coincidió con el ochenta aniversario de su sacrificio, que el cardenal Parolin calificó como "una historia impactante". 

Es el mismo árbol (un manzano) que Józef Ulma quería plantar en el jardín de su casa en Markowa, Polonia, antes de que las tropas nazis irrumpieran en la casa para masacrarlo a él, a su esposa Wiktoria y a sus siete hijos.

Los nazis habían juzgado a la familia, cuyos miembros serían más tarde conocidos y venerados como los "buenos samaritanos de Markowa", culpables de haber dado refugio a ocho judíos que huían de la persecución antisemita.

El Papa Francisco reconoció su martirio en septiembre de 2023, al elevar a todos los miembros de la familia al honor de los altares. Ya en 1995, el Centro Mundial para la Conmemoración del Holocausto Yad Vashem en Jerusalén describió a Józef y Wiktoria como "Justos entre las Naciones".

Parolin destacó que la historia de la familia Ulma ofrece un símbolo del amor cristiano que llega incluso a ofrecer la vida por los demás, lo que motivó la decisión de realizar un acto conmemorativo en el corazón del Vaticano.

Autoridades presentes para rendir homenaje
Junto al cardenal Parolin estaban la ministra Grazyna Ignaczak-Bandych, jefa de la Cancillería del presidente de la República de Polonia, y Wladyslaw Ortyl, presidente de Podkarpacie, la región de donde procedía el grupo de peregrinos a los que el Papa Francisco saludó el miércoles, al final de la audiencia general. En la ceremonia, también estuvieron presentes unos 30 miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede y el arzobispo Adam Szal, metropolitano de Przemyl.

Todos juntos rezaron "por la paz y la reconciliación" y aplaudieron cuando el ministro Ignaczak-Bandych removió con la pala la tierra alrededor del "manzano doméstico Glogierówka".

A continuación, el ministro leyó una carta del presidente de Polonia, Andrzej Duda, en la que el Jefe de Estado elogiaba el "amor heroico" de la familia Ulma y de "miles de otros héroes silenciosos", expresando su deseo de que sirviera como "un faro de esperanza para todos aquellos que temen la propagación del mal en el mundo."

"Éste", se lee en la carta, "es el objetivo de una campaña lanzada en la región de Podkarpacie con el lema 'Los reconocerán por sus frutos', mediante la cual se plantan manzanos -uno de ellos, en 2023, también en el Palacio Presidencial en Varsovia-, como 'monumentos vivos, duraderos y fructíferos de recuerdo y gratitud al gran pueblo conformado poa los polacos que salvaron a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial'".

Ejemplo de amor evangélico
El cardenal Parolin se refirió al manzano recién plantado como un "monumento", detallando la historia de los mártires de Ulma como "un ejemplo de amor evangélico vivido al máximo, incluso hasta el don de la vida".

"Hoy", dijo el cardenal, "estamos aquí para recordar y plantar un manzano como recordatorio perenne de lo que ocurrió el 24 de marzo de 1944 en Markowa, Polonia, ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Józef Ulma, junto con su esposa Wiktoria, decidieron dar refugio a ocho judíos de familias que conocían. Según el testimonio de sus vecinos, ayudar a los necesitados era normal para ellos, y acoger a los judíos fue una decisión meditada. Muchas veces les dijeron: "No escondas a los judíos porque te meterás en problemas". Y Józef respondió con firmeza: 'Son personas. Nunca los abandonaré'".

Los Ulma, continuó el cardenal Parolin, fueron denunciados a las autoridades y una patrulla de gendarmes nazis llegó a su casa. Todos fueron asesinados: primero los ocho judíos, luego Wiktoria y su marido, para que los aldeanos vieran el castigo que les esperaba a quienes escondían judíos.

Los niños empezaron a gritar, pero ellos también fueron asesinados. En tan sólo unos minutos murieron 17 personas. Incluso al niño que estaba en el seno de madre, "cuyo nombre sólo el cielo conoce, se le ha reconocido la palma del martirio".

En particular, el Secretario de Estado se centró en la figura de Józef, no sólo un simple agricultor, sino también un "gran activista social y un gran innovador", especializado en el cultivo de hortalizas y frutas y en la apicultura, con una pasión por la fotografía que lo llevó a construir su propia cámara y su laboratorio fotográfico.

"El manzano que hoy se planta proviene directamente de un árbol injertado por el beato Józef Ulma", subrayó el cardenal, añadiendo: "Sentimos verdaderamente admiración ante el testimonio de esta familia".

También rindió "homenaje a todos aquellos que, en los momentos trágicos de la historia, arriesgaron su vida para ayudar a los perseguidos y, durante la Segunda Guerra Mundial, especialmente a los judíos".

Advertencia contra las ideologías totalitarias
A continuación, el cardenal Parolin invocó "el don de la reconciliación y de la paz en el mundo", acompañando la invocación con un llamamiento. "Queremos enfatizar cómo todas las ideologías totalitarias, en todas partes y siempre, traen odio, sufrimiento y muerte, y causan tragedias devastadoras", dijo.

"Mi esperanza -añadió- es que esta iniciativa, gracias al ejemplo y a la intercesión de los bienaventurados mártires Ulma, nos ayude a vivir las palabras de nuestro Señor: Este es mi mandamiento: 'Que os améis unos a otros, como Yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este: dar la vida por los amigos'".

Ésta, concluyó el Secretario de Estado, "es la única manera de construir un mundo más justo, más fraterno, más solidario".

Después de los saludos y de la foto de grupo, antes de la bendición, el cardenal invitó a los presentes a recitar tres oraciones del Gloria y a dirigir otra oración a Dios, porque "Él nos ayuda a vivir con los mismos sentimientos y actitudes que los Ulma, que es la única manera de construir algo nuevo: este amor que sabe extenderse hasta el don de la vida", concluyó.+