Lunes 29 de abril de 2024

San Rafael: multitud de fieles en las patronales de Jesús de la Divina Misericordia

  • 10 de abril, 2024
  • San Rafael (Mendoza) (AICA)
Cientos de personas acudieron al santuario, donde el obispo local, Mons. Carlos Domínguez, presidió la misa. Llamó a ser testigos para que otros crean en Jesús Resucitado y en su infinita misericordia
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Cientos de personas acudieron, el domingo 7 de abril, al santuario Jesús de la Divina Misericordia, para participar de la fiesta diocesana que presidió el obispo de San Rafael, monseñor Carlos María Domínguez OAR, quien brindó una homilía para los presentes que llenaron el templo y el salón parroquial.

“Muchas veces, al atardecer, consciente o inconscientemente, se nos viene la idea de hacer un examen de conciencia y, muchas veces, da la sensación de que no hemos hecho nada, de que el día fue infecundo", expresó el obispo en la homilía.

"Cuando sentimos esa sensación, hace que nos sintamos fracasados, como se sintieron los apóstoles el atardecer del domingo de Pascua. Y, en ese contexto, aparece Jesús Resucitado”, aseguró.

El prelado recordó que, cuando “Jesús aparece y dice: 'La paz esté con ustedes', está diciendo: 'Basta de manijearse con la muerte. Yo estoy con ustedes, he vencido la muerte'".

"Por eso, la paz en Jesús no es un saludito en relación con el deseo de que no haya dificultades; la paz, en la cultura del contexto de Jesús, es querer decirle al otro: 'Que Dios te llene, que no haya un hueco de tu vida en que no esté Dios'”, profundizó.

“Así como nuestro corazón está lleno de cicatrices, el corazón de los apóstoles tenía la cicatriz de la incoherencia, de la traición, del fracaso y la muerte, pero con Jesús, las heridas se transforman; lo que antes causó dolor, ahora es el signo más grande de la misericordia de Dios. Hoy a todos ustedes, que han venido en fe y espiritualmente, los invito a tener fe en esa Misericordia, metiéndonos en las llagas de Jesús para pensar, mientras estamos allí: ‘Señor, cuánto me amaste; Señor, cuánto me perdonaste; cuánta misericordia derramada en mi vida'”, agregó.

Monseñor Dominguez recordó que, además, Jesús habló sobre Tomás, el apóstol que no creía sin haber visto. “En este momento, estamos en el mismo nivel que Tomás: nosotros tampoco nos hemos encontrado con Jesús Resucitado y, si nosotros creemos que Jesús está vivo, es porque otros testigos nos lo han compartido; nuestra fe siempre es una fe deudora de testigos, una fe eclesial, porque no simplemente me tengo que enterar de que Jesús está vivo: tengo que hacer experiencia de la resurrección, como hicieron los otros apóstoles hasta Tomás”, puntualizó.

“Por eso, digo que nuestra fe se la debemos a otros testigos que, llegando hasta el final, fueron los apóstoles que tuvieron la experiencia de ver a Jesús en carne y hueso. Ellos lo transmitieron y eso llegó hasta nosotros; y ahora nosotros, haciendo experiencia de la resurrección, nos convertimos en testigos, para que otros puedan también creer en Jesús Resucitado y hagan experiencia de la resurrección”, sostuvo.

Concluyendo su homilia, el obispo diocesano reflexionó sobre la última frase de Jesús que se leyó y meditó este domingo: "Felices los que crean sin haber visto".

“Ahí estamos nosotros, que creemos sin haber visto. Tomás, que amaba mucho a Jesús dijo: 'Señor mío y Dios mio'.  Nadie le había dicho a Jesús 'Dios mío': el primero y único en el Evangelio fue Tomás. Nosotros, en este domingo de la Divina Misericordia, debemos acudir a Jesús, meternos en sus llagas, y desde ahí pegar un salto de fe, para contarles a aquellos que no han tenido experiencia de la misericordia y que les hace falta saber que Dios los 'misericordea'. Que se lleven de esta celebración la paz, la alegría y el espíritu que vino a traer Jesús el día de la Pascua”, concluyó el prelado.+

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