El arzobispo recordó que "en Navidad se celebra el realismo de una familia marginada, como lo fueron José, María y el Niño perseguido". Hoy como ayer estas familias piden que se les preste atención.
Recordó que el Niño Dios "no viene de prepo, ni haciéndose lugar a los codazos. Él se ofrece", y agregó: "Solo hace falta estirar los brazos".
"Que nuestra Iglesia en la Argentina sea portadora de buenas noticias", deseó el presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación Social de la Conferencia Episcopal Argentina.
"Él asume nuestras fragilidades, las trata con sumo cuidado y respeto, sabiendo que, por nuestro parecido con Jesús, forman parte de nuestra historia sagrada", recordó el arzobispo de San Juan.