Población en fuga, sanidad en colapso. Los religiosos encerrados dentro del hospital "por miedo a que los ataquen". La violencia de las bandas armadas expulsó a unas 53.000 personas de la capital.
Los delincuentes incendiaron la sala de informática y saquearon la biblioteca del centro formativo. Además, varios vehículos quedaron calcinados.
Francisco llamó a todos las fuerzas de la comunidad rosarina -políticas, judiciales, económicas, de seguridad, sociales- a hacer nuevamente de esa localidad un lugar fraterno.
Organizaciones de la Iglesia expresan solidaridad con el pueblo haitiano y piden a Dios "disponga los corazones, mueva voluntades, para que nuestros hermanos puedan gozar pronto de una vida plena".