La arquidiocesis de Santa Fe celebró los 90 años del padre Botta
- 14 de agosto, 2013
- San Carlos Norte (Santa Fe)
La comunidad de la parroquia San Carlos Borromeo, en la ciudad de San Carlos Norte, acompañó el pasado sábado 10 de agosto el cumpleaños del párroco de la comunidad, presbítero Juan José Botta, quien, con sus flamantes 90 años, sigue al frente de esta comunidad de la arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz. El arzobispo, monseñor José Maria Arancedo, presidió la misa de acción de gracias y reconoció, en la persona del párroco, la obra de Dios y el testimonio de tantos años.
El aniversario del sacerdote, quien llegó hace 50 años a la ciudad, fue vivido como un festejo cívico, congregando a niños, jóvenes y adultos que transcurrieron sus momentos más trascendentales en la vida de la fe acompañados por el consejo espiritual del veterano pastor de San Carlos Norte, Centro y Sur, y la ciudad de Matilde.
La comunidad parroquial sorprendió al padre Botta en la tarde del sábado con una suelta de 90 globos, uno por cada año cumplido, y una misa concelebrada con el arzobispo local, monseñor José María Arancedo. La jornada continuó con una cena organizada en la Sociedad Rural de la ciudad, y como corolario, recibió una salutación del papa Francisco.
El arzobispo, monseñor José María Arancedo, presidió luego de la sorpresa una misa concelebrada junto con otros tantos sacerdotes que colaboraron alguna vez con el homenajeado. En su homilía, el prelado reconoció, en la persona del párroco, la obra de Dios y el testimonio de tantos años.
"Yo quisiera hoy expresar desde la Iglesia como arzobispo mi reconocimiento y gratitud, y hacerlo en nombre de aquellos obispos que ya no están ?dijo el arzobispo-. Quiero agradecerle su vida de fe: Botta es un hombre de fe, un hombre que puso su corazón en Dios, creyó, y ese encuentro de él con Cristo desde chico, creo que fue el mayor tesoro de su vida. Esto uno tiene que verlo en una persona, cuál es su secreto, aquello que lo ilumina, lo que da sentido a todo".
"En su vida sacerdotal ?prosiguió-, creo que ha dado razón a todo lo que ha hecho. Su amor a Dios que se expresó también en su comunión con la Iglesia, un hombre que siempre ha tenido, más allá del momento que le tocó, con todos, una actitud de comunión, una actitud de servicio, una actitud de reconocer lo que significa ser un hombre de comunión en la Iglesia".
Concluyendo su reflexión, monseñor Arancedo lo catalogó como "un cura químicamente justo" por su modo de actuar y de pensar. "Parece que ya su propio inconsciente es sacerdotal", expresó.+