Mons. Azpiroz Costa: 'Nadie resiste a un archivo... ni Jesús'
- 1 de julio, 2025
- Bahía Blanca (Buenos Aires) (AICA)
El arzobispo de Bahía Blanca vinculó el testimonio de los apóstoles Pedro y Pablo con los desafíos del presente y el riesgo de una cultura que juzga sin misericordia.
"La Palabra de Dios nos ayuda a recordar", comenzó diciendo monseñor fray Carlos Azpiroz Costa OP, al iniciar su homilía el 29 de junio, en la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo. A partir del relato de los Hechos de los Apóstoles, el arzobispo de Bahía Blanca trazó un recorrido por las caídas, contradicciones y también la grandeza de los dos pilares de la Iglesia: Pedro, el impulsivo que negó a Jesús, y Pablo, el perseguidor que terminó entregando su vida por Él.
El fraile dominico destacó cómo ambos apóstoles pasaron por múltiples prisiones y persecuciones: "Pedro estuvo preso varias veces. Pablo termina los Hechos bajo arresto domiciliario en Roma y sabemos que también será ejecutado, como Pedro, en la persecución de Nerón".
Monseñor Azpiroz conectó esos acontecimientos con lo que llamó ahora "la moda de los carpetazos": "Archivos que aparecen -escritos, sonoros, fílmicos, y ahora incluso con inteligencia artificial- donde todo se hace público. Nadie resiste a un archivo... ni Jesús", afirmó. Y recordó cómo, en su pasión, el propio Jesús fue víctima de un juicio manipulado con falsas acusaciones, tanto religiosas como políticas: "La acusación de blasfemia fue traducida para Roma como amenaza política. Así se construyó su condena".
El arzobispo sostuvo que lo mismo se hizo con Pedro y Pablo: se los desacreditó, se los juzgó por su pasado, se los persiguió por anunciar un Reino que no respondía a los criterios del poder. "A Pedro le recordaron su negación, su impulsividad. A Pablo, su pasado fariseo y violento. Y sin embargo, el Señor los eligió y los convirtió en apóstoles".
Luego, el prelado se refirió a la confesión, no como un acto judicial o humillante, sino como un testimonio de fe, esperanza y amor. "Hoy celebramos a quienes nos enseñaron los primeros balbuceos de la confesión cristiana: Pedro, diciendo 'Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo'; Pablo, proclamando que para él 'la vida es Cristo'".
Monseñor Azpiroz recordó también cómo ambos apóstoles fueron puentes entre culturas: "Pedro con los judíos, Pablo con los paganos. La Iglesia nace de ambas raíces. Como lo muestra un mosaico en Santa Sabina, en Roma, donde se representan las dos iglesias: la que viene de la circuncisión y la que viene de las naciones".
Finalmente, el arzobispo bahiense retomó las cuatro dimensiones esenciales de la vida cristiana: comunión (koinonía), testimonio (martyría), celebración (liturgia) y servicio (diakonía). "Todo eso vivieron Pedro y Pablo. Todo eso celebramos hoy. Que también nosotros podamos vivirlo, aún con nuestras fragilidades, sabiendo que el Señor no elige a los perfectos, sino que perfecciona a quienes llama".
Monseñor Azpiroz Costa concluyó con una súplica por el Papa y por toda la Iglesia, inspirada en la alegría pascual de Pedro y Pablo: "Alégrense siempre en el Señor, también cuando compartan los sufrimientos de Cristo, para que un día desborden de gozo y alegría".+