Martes 2 de septiembre de 2025

Mons. García Cuerva recuerda que 'la humildad es andar en verdad'

  • 2 de septiembre, 2025
  • Buenos Aires (AICA)
El arzobispo de Buenos Aires invitó a vivir la humildad como fundamento de toda virtud, siguiendo el ejemplo de la Virgen María.
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En su homilía dominical, el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, puso el acento en la virtud de la humildad, a la que definió como "la raíz de todas las demás virtudes" y fundamento indispensable de la vida cristiana.

Tras recordar el pasaje del Evangelio en el que Jesús advierte que "todo el que se eleva será humillado y el que se humilla será elevado", señaló que la verdadera humildad consiste en "reconocer nuestras fragilidades y debilidades, pero también nuestros talentos y dones".

En ese sentido, advirtió que "la falsa humildad no es virtud, porque no se trata de devaluarse ni de negar lo bueno que Dios ha obrado en nosotros".

Citando a santa Teresa de Ávila, monseñor García Cuerva afirmó: "Humildad es andar en verdad" y añadió que "asumir nuestra propia verdad nos hace libres, como nos dice Jesús. Nuestras debilidades no deben ser motivo de resentimiento ni de frustración, sino oportunidad de encuentro con los demás y con Dios".

Orgullo, soberbia, resentimiento
El arzobispo porteño ilustró su reflexión con relatos mitológicos y bíblicos. Mencionó la historia de Anteo, que recuperaba fuerzas al tocar la tierra, como imagen de la fecundidad que surge cuando permanecemos firmes en la realidad, y la de Ícaro, que se dejó enceguecer por el deseo de subir demasiado alto, como símbolo de la soberbia que conduce a la caída.

También evocó la experiencia de san Pablo, quien al caer en tierra en el camino de Damasco "descubrió en su fragilidad la fuerza de Dios y la posibilidad de un nuevo comienzo".

"Debemos cuidarnos del orgullo, de la soberbia y del resentimiento", sostuvo y advirtió que "muchas veces la falsa humildad puede llevar a no reconocer los dones recibidos y a no ser agradecidos con Dios".

Como modelo de humildad puso a la Virgen María, "siempre pequeña, siempre libre de la soberbia y del deseo de ocupar los primeros lugares", quien "en su pequeñez fue grande y se convirtió en Reina y Señora, sin dejar de ser la humilde muchacha de Nazaret".

Finalmente, monseñor García Cuerva invitó a los fieles a pedir la gracia de ser verdaderamente humildes: "Que podamos reconocer nuestras debilidades y talentos, vivir en la verdad, y ser fecundos como el humus de la tierra, dejando que Dios actúe en nuestra vida, como lo reconoció San Pablo y lo vivió la Virgen María".+