A cinco años de la llegada del Estado islámico y la consiguiente expulsión de las comunidades cristianas de la llanura de Nínive en Irak por parte estas milicias y a dos años de la derrota militar del Califato, "poco se hizo para restituir a las familias de prófugos y evacuados, una casa y un retorno seguro a su vida de antes", se lamenta a AsiaNews el padre Samir Youssef, párroco de Enishke, en el Kurdistán iraquí la diócesis de Amadiya, que en estos años se ocupó de miles de cristianos, musulmanes y yazidíes que debieron emigrar.
Del 3 al 13 de agosto, en Bagdad, Irak, se llevará a cabo el Sínodo de la Iglesia Caldea, la novedad de este Sínodo está en que abrirá las puertas a los laicos con el objetivo de "apoyar la participación popular en la vida de la Iglesia" en un momento particularmente crítico para la estabilidad de Irak.
El patriarcado caldeo "rechaza enérgicamente" la presencia de movimientos o milicias "armadas" en Irak que se vinculan de manera genérica a una identidad o denominación "cristiana", se lee en la carta, difundida ayer, firmada por el cardenal Louis Raphael Sako, primado de la Iglesia Caldea.
El presidente iraquí, Barham Salih, recibió recientemente al patriarca caldeo, cardenal Louis Raphael Sako en su oficina de Bagdad, para empezar a hablar de la posible visita del papa Francisco al país. Al comentar la intención del Papa de visitar el país en 2020, el jefe de Estado iraquí habló de un "acontecimiento histórico". También recordó las numerosas intervenciones pasadas del Papa en favor de "la paz y la estabilidad" en el país y de "la seguridad para todos los ciudadanos".