Viernes 13 de diciembre de 2024

El trabajo de Cáritas debe tener a Cristo en su centro, recordó el Papa

  • 11 de mayo, 2023
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco se reunió con los participantes en la 22ª Asamblea General de Caritas Internationalis, y les agradeció sus incansables esfuerzos y amorosa caridad en todo el mundo.
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"La fuente del trabajo de Cáritas es Cristo y por lo tanto la Eucaristía", recordó el papa Francisco durante una audiencia con el consejo representativo y el personal de la Fundación Pontificia Cáritas Internationalis, a los que recibió este jueves en el Vaticano. La organización coordinadora de las 165 Cáritas nacionales está celebrando actualmente su asamblea general en Roma y elegirá un nuevo equipo de liderazgo el sábado.

Cáritas Internationalis es una confederación de más de 160 miembros, que trabajan a nivel de base en casi todos los países del mundo. Cáritas en cada país, inspirada en la fe católica, ayuda tendiendo la mano a los pobres, vulnerables y excluidos, independientemente de su raza o religión, para construir un mundo basado en la justicia y el amor fraterno.

En sus comentarios, el Santo Padre elogió la inmensa labor caritativa de la confederación a nivel mundial, realizada  por amor y replicando el amor de Cristo, y destacó que “cada uno de nosotros puede corresponder al amor de Dios por nosotros, convirtiéndose en su signo e instrumento para los demás”.

"No hay mejor manera -dijo- de demostrar a Dios que comprendemos el significado de la Eucaristía que dando a los demás lo que nosotros mismos hemos recibido cuando, en respuesta al amor de Cristo, nos hacemos don de nosotros mismos para los demás".

El Papa los exhortó a volver a la fuente del amor de Dios por nosotros, “precisamente porque la identidad de Cáritas Internationalis depende directamente de la misión que recibió”.

“Cuando abrazamos el amor de Dios y cuando nos amamos unos a otros en Él, sondeamos lo más profundo de nuestra identidad, como personas y como Iglesia, y el sentido de nuestra existencia”, dijo.

La centralidad de la Eucaristía
El Santo Padre se tomó un momento para hablar sobre cómo la Eucaristía puede dar fuerza, recordando que allí está la "presencia real y continua de Cristo, que se ofrece por nosotros y que nos amó primero sin pedir nada a cambio."

“La Eucaristía es para nosotros. Es el alimento y la bebida que nos sostiene en nuestro camino, que nos refresca en nuestro cansancio, que nos levanta cuando caemos, y que nos llama libremente a aceptar todo lo que Dios ha hecho por nosotros y por nuestra salvación”.

Ante este "don incondicional y sobreabundante que Cristo hizo de sí mismo por amor", dijo el Papa, debemos preguntarnos qué podemos hacer.

“Podemos entrar en el misterio gozoso y sobreabundante de la retribución”, añadió, “con gratitud, mostrando nuestro agradecimiento a Dios, volviéndonos hacia nuestros hermanos y hermanas que sufren, que necesitan cuidados, que requieren nuestra ayuda para recobrar su dignidad de hijos e hijas."

Amor y caridad
"Incluso las acciones más extraordinarias, incluso los actos de generosidad más heroicos, como dar todas las posesiones de uno para ayudar a los hambrientos", dijo el Papa, "si se hacen sin caridad, de nada sirven".

El amor, dijo, nos abre los ojos y dilata nuestra mirada, permitiéndonos “reconocer en el extraño que se cruza en nuestro camino el rostro de un hermano o hermana que tiene un nombre, una historia, un drama, ante el que no podemos permanecer indiferentes".

"A la luz del amor de Dios -señaló el Papa- la realidad del otro surge de las sombras, surge de la insignificancia y adquiere valor, relevancia. Las necesidades del prójimo nos interpelan, nos inquietan y suscitan en nosotros un sentido de responsabilidad".

Al respecto, el Santo Padre les recordó a los presentes la descripción de san Pablo del amor auténtico. La caridad, sugirió el Papa, requiere hacer espacio para los demás y ser conscientes de nuestras actitudes.

“¿Quieres saber si un cristiano vive la caridad? Fíjate bien si está dispuesto a ayudar libremente, con una sonrisa en el rostro, sin quejarse ni enfadarse. La caridad es paciente, escribe Pablo, y la paciencia es la capacidad soportar las pruebas inesperadas, los trabajos diarios, sin perder la alegría y la confianza en Dios, porque es el resultado de un lento trabajo del espíritu, en el que aprendemos a dominarnos a nosotros mismos y a reconocer nuestras limitaciones”.

El Santo Padre los exhortó a “cooperar con la Iglesia universal en sembrar semillas, proclamando el Evangelio a través de las buenas obras; a acompañar a las Iglesias locales en su compromiso activo de caridad pastoral; y a ejemplificar la unidad".

El papa Francisco concluyó encomendándolos a todos a la intercesión de María, Madre de la Iglesia, impartiéndoles su bendición y pidiéndoles sus oraciones.+