Jueves 18 de abril de 2024

Francisco llamó a convertirnos de la mentalidad del mundo a la del amor

  • 24 de enero, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En coincidencia con el Domingo de la Palabra de Dios, el papa Francisco presidió este domingo el tradicional rezo del Ángelus desde la Biblioteca Apostólica. En sus palabras, animó a la conversión.
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En el tradicional rezo del Ángelus, el papa Francisco centró su reflexión del domingo 24 de enero, Domingo de la Palabra de Dios y memoria de San Francisco de Sales, en la importancia de la conversión: "Se trata de cambiar de mentalidad y cambiar de vida: no seguir más los modelos del mundo, sino el de Dios, que es Jesús”.

"El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en el Evangelio", citó el Papa del Evangelio de Marcos. “Jesús no usaba medias palabras” reconoció. De hecho, “es un mensaje que nos invita a reflexionar sobre dos temas esenciales: el tiempo y la conversión” aseguró.

A partir del texto, el Santo Padre señaló: "Hay que entender el tiempo como la duración de la historia de la salvación realizada por Dios; por tanto, el tiempo 'cumplido' es aquel en el que esta acción salvífica llega a su culmen, a su plena actuación: es el momento histórico en el que Dios ha enviado al Hijo al mundo y su Reino se ha hecho más 'cercano' que nunca”.

Sin embargo, “la salvación no es automática”, aclaró. “La salvación es un don de amor, y como tal, ofrecido a la libertad humana, siempre que se habla de amor, se habla de libertad, el amor sin libertad no es amor, puede ser interés, miedo, tantas cosas, pero el amor es siempre libre” y siendo libre, señaló, “requiere una respuesta libre: requiere la conversión”.

Para Francisco, esta conversión significa “cambiar de mentalidad y cambiar de vida: no seguir más los modelos del mundo, sino el de Dios, que es Jesús”. El Pontífice explicó además que “es un cambio decisivo de visión y de actitud”, pues el pecado y en concreto “el de la mundanidad” trajo al mundo una mentalidad “que tiende a la afirmación de uno mismo contra los demás, e incluso contra Dios”.

“¿Cuál es tu identidad?”, preguntó el Santo Padre y explicó: "Muchas veces sentimos que al expresar nuestra identidad con un término de contra, es difícil expresar nuestra identidad con un término positivo, contra los otros, contra los demás y contra Dios y por este motivo la mentalidad del mundo puede causar la violencia y el engaño”. 

En ese sentido, alertó sobre el peligro de “la mentalidad del engaño, que tiene su origen en el padre del engaño, en el gran mentiroso, el diablo, el padre de la mentira, así lo define Jesús”.

“A todo ello se opone el mensaje de Jesús, que nos invita a reconocernos necesitados de Dios y de su gracia; a mantener una actitud equilibrada frente a los bienes terrenos; a ser acogedores y humildes con todos; a conocernos y realizarnos a nosotros mismos mediante el encuentro y el servicio a los demás” aseguró el Papa.

Para cada uno de nosotros, el tiempo durante el que podemos acoger la redención es breve, pues “es la duración de nuestra vida en este mundo”, explicó. Puede parecer larga, señaló, y recordó un día que fue a dar los sacramentos a una persona anciana y enferma: “Él en ese momento, antes de recibir la Eucaristía de la unción de los enfermos, me dijo: se me ha pasado la vida, pensaba que era eterno pero me voló la vida. Así nos sentimos los ancianos, que la vida se va y vuela", reconoió.

Además, hizo hincapié en que la vida es un don del infinito amor de Dios, “pero es también el tiempo de verificación de nuestro amor por Él”. Por eso, "cada momento, cada instante de nuestra existencia es un tiempo precioso para amar a Dios y al prójimo, y así entrar en la vida eterna”.

Finalmente, Francisco destacó que la historia de nuestra vida tiene dos ritmos: uno, medible, hecho de horas, días, años; y otro, compuesto por las estaciones de nuestro desarrollo: nacimiento, infancia, adolescencia, madurez, vejez, muerte. "La fe nos ayuda a descubrir el significado espiritual de estos tiempos”, pues cada uno de ellos contiene una llamada especial del Señor, “a la que podemos dar una respuesta positiva o negativa”, afirmó.

En ese sentido, exhortó a estar atentos y “no dejar pasar a Jesús sin recibirlo”, pues tal y como decía San Agustín: “Tengo miedo de Dios cuando pasa, miedo de no reconocerlo y no acogerlo”. Por último, su invitación fue a pedir a la Virgen María “que nos ayude a vivir cada día, cada momento, como tiempo de salvación en el que el Señor pasa y nos llama a seguirlo", y  que nos ayude a convertirnos de la mentalidad del mundo a la del amor y del servicio.+