Miércoles 1 de mayo de 2024

Mons. Olivera en la peregrinación castrense: "Estamos necesitados de justicia y verdad"

  • 4 de octubre, 2019
  • Luján (Buenos Aires) (AICA)
XVII Peregrinación Castrense a la basílica de Nuestra Señora de Luján
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Numerosos efectivos de las fuerzas armadas y las fuerzas federales de seguridad y la familia diocesana castrense participaron el 3 de octubre de la XVII Peregrinación Castrense a la basílica de Nuestra Señora de Luján.



La misa en el santuario mariano nacional fue presidida por el obispo castrense, monseñor Santiago Olivera y concelebrada por el vicario general, monseñor Gustavo Acuña; el capellán mayor del Ejército, presbítero Eduardo Castellanos; el canciller castrense y capellán mayor de la Armada, presbítero Francisco Rostom Maderna; el capellán mayor de la Fuerza Aérea, presbítero César Tauro; el capellán mayor de la Gendarmería, presbítero Jorge Massut, el capellán mayor de Prefectura Naval, presbítero Diego Tibaldo; el capellán mayor de la Policía de Seguridad Aeronáutica, presbítero Rubén Bonacina y capellanes castrenses.



Asistieron autoridades de las fuerzas armadas y fuerzas federales de seguridad, efectivos y familia diocesana castrense, además participaron autoridades del Ministerio de Defensa, la Secretaria de Relaciones y Culto y el intendente de la ciudad de Luján.



Durante la celebración eucarística se leyeron las cartas del presidente de la Nación, ingeniero Mauricio Macri y del encargado de Negocios a.i., de la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires, monseñor Aliaksandr Rahinia.



“En esta décimoséptima peregrinación renovamos la certeza de que ‘bajo la maternal mirada de María servimos a la Patria y que de su mano vamos a Jesús’”, expresó monseñor Olivera.



Al dirigirse a los peregrinos, el prelado destacó: “los obispos latinoamericanos nos han compartido que es en ‘las peregrinaciones, donde se puede reconocer al Pueblo de Dios en camino. Allí el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que los espera. La decisión de partir hacia el santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de esperanza, y la llegada es un encuentro de amor’”.



“En la herencia de la fe de nuestros mayores, de nuestras familias, de nuestras fuerzas armadas y fuerzas federales de seguridad, y en la fe de nuestra Argentina con su rica historia mariana venimos a la casa de Luján, con lo que tenemos y somos. Con nuestras alegrías y nuestros sueños. Con nuestros miedos y esperanzas. Con nuestros anhelos y desencuentros, con nuestros deseos de una Patria más fraterna”, detalló.



Al mismo tiempo, monseñor Olivera indicó: “nuestro camino de fe, sin duda que está unido de manera indisoluble a María. Jesús, muriendo en la cruz, nos la dejó como Madre: ‘He ahí a tu madre’. En el momento más importante donde Jesús nos revela claramente, su ‘amor hasta el extremo’ nos deja el testamento más importante, nos deja a María, su Madre”.



“La Madre del Redentor nos precede y continuamente nos confirma en la fe, en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio alegre y sin fronteras”, profundizó.



Imagen de la Virgen que estuvo en Malvinas regresa a casa

Ante la imagen de la patrona del Obispado Castrense y de la Patria, monseñor Olivera expresó: “Madre, una imagen tuya irá camino a nuestra Iglesia hermana de Gran Bretaña, esta imagen que está hoy aquí entre nosotros, estará en la catedral castrense de Aldershot, en el Reino Unido, antes el Santo Padre la bendecirá en Roma”.



“Otra imagen que peregrinó durante la triste guerra del 82, con nuestro capellán castrense, monseñor (Roque) Puyelli a las Islas Malvinas, fue llevada al Reino Unido, y en estos tiempos por iniciativa de nuestros hermanos de la ‘fe del Centurión’ y de la Iglesia en la Argentina, y sin duda por la docilidad y disponibilidad de nuestro hermano Paul Mason, obispo castrense de Gran Bretaña, aquella imagen ‘vuelve a casa’, trayéndonos el recuerdo de tantas vidas argentinas, algunas que derramaron su sangre por la Patria y quedaron allí como signo y fecundidad de tiempos nuevos y futuros”, precisó.



El obispo subrayó que “vuelve la imagen de María, que recorrerá nuestra tierra, deseamos que su presencia entre nosotros con los colores de su manto celeste y blanco, sean signo y causa de encuentro y verdadera fraternidad”.



Por último, monseñor Olivera invitó a la familia castrense a pedir: “Queremos ser Nación, una Nación cuya identidad sea la pasión por la verdad…, y necesitamos la verdad en nuestra Patria, la verdad en la mirada y de la historia, la verdad de las propuestas y futuro, la verdad. Estamos necesitados de justicia y de verdad, claves para la paz”.



Informes: www.obispadocastrenseargentina.org.+