Miércoles 30 de abril de 2025

Mons. Quintana celebró la Misa Crismal: un llamado a renovar la vocación sacerdotal

  • 16 de abril, 2025
  • Cafayate (Salta) (AICA)
Con un mensaje centrado en la entrega y la unidad, el obispo de Cafayate presidió la celebración en la catedral, donde realizó la bendición de los óleos y renovación de promesas sacerdotales.
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En una celebración marcada por la solemnidad y el recogimiento, monseñor Darío Quintana OAR, obispo de Cafayate, presidió esta semana la Misa Crismal en la catedral Nuestra Señora del Rosario, acompañado por el clero diocesano y una nutrida comunidad de fieles. En su homilía, el prelado reflexionó sobre el sentido del sacerdocio, la misión de la Iglesia y el misterio que se renueva cada Jueves Santo.

La Misa Crismal, que tradicionalmente se celebra en la mañana del Jueves Santo, fue adelantada para facilitar la participación de los sacerdotes que sirven en zonas alejadas de la diócesis. Durante la misa, se realizó la renovación de las promesas sacerdotales de todos los presbíteros. Este gesto, destacó monseñor Quintana, expresa "la unidad del clero con su obispo" y reafirma el compromiso de los sacerdotes "con su ministerio y con la comunidad a la que sirven".

Asimismo, durante la liturgia se bendijeron los óleos sagrados que serán utilizados durante el año en la administración de los sacramentos. El Santo Crisma, mezcla de aceite de oliva y perfume, fue consagrado por el obispo junto a la oración de los sacerdotes. Este aceite se emplea en los sacramentos que imprimen carácter, como el bautismo, la confirmación y la ordenación sacerdotal. También se bendijeron el óleo de los catecúmenos y el de los enfermos.

En su homilía, monseñor Quintana destacó la centralidad del misterio eucarístico, recordando que el Jueves Santo la Iglesia celebra el mandato de Jesús a los apóstoles de celebrar la Eucaristía "con el pan y el vino como sacramento de su cuerpo y de su sangre". Subrayó que, a través del sacramento del orden, los sacerdotes "actúan in persona Christi", prestando su voz, sus manos y su vida para que Cristo mismo se haga presente entre los hombres.

"El misterio del sacerdocio radica en que podemos hablar con el 'yo' de Cristo", afirmó el obispo y, evocando las palabras del papa Benedicto XVI, recordó que "en la imposición de manos, Cristo nos dijo: 'Tú me perteneces', y también 'estás bajo la protección de mi corazón'".

Monseñor Quintana invitó a los sacerdotes a volver a ese momento fundante de su vocación: "Necesitamos recordar cuando Él nos impuso sus manos y nos hizo partícipes de este misterio". También los llamó a entregar sus manos al servicio del amor de Dios: "El Señor quiere que nuestras manos se conviertan en las suyas, no para poseer el mundo, sino para tocarlo con su amor y transformarlo".

Finalmente, el prelado confió a María Santísima la vida sacerdotal de todos los ministros ordenados, pidiéndole que, como en Caná, los lleve siempre a su Hijo con el consejo maternal: "Hagan lo que Él les diga".+