Viernes 26 de abril de 2024

El arzobispo de Oklahoma pide suspender o abolir la pena de muerte

  • 9 de mayo, 2014
  • Oklahoma (Estados Unidos)
El arzobispo de Oklahoma City, monseñor Paul Coakley, pidió considerar "si debemos adoptar una suspensión de la pena de muerte o incluso abolirla completamente", tras una polémica ejecución de un preso en un penal de este Estado estadounidense. "Ciertamente tenemos que administrar la justicia con clara consideración por las víctimas del crimen, sin embargo, debemos encontrar la manera de hacerlo sin contribuir a la cultura de muerte que atenta con destruir completamente nuestro sentido de dignidad hacia la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural", reflexionó.
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El arzobispo de Oklahoma City, monseñor Paul Coakley, pidió reconsiderar la condena a la pena de muerte, tras una polémica ejecución de un preso en un penal de este Estado estadounidense.

El prelado afirmó que "ciertamente tenemos que administrar la justicia con clara consideración por las víctimas del crimen, sin embargo, debemos encontrar la manera de hacerlo sin contribuir a la cultura de muerte que atenta con destruir completamente nuestro sentido de dignidad hacia la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural".

Tras opinar que "la ejecución de Clayton Lockett muestra realmente la brutalidad de la pena de muerte", reflexionó: "Espero que esto nos lleve a considerar si debemos adoptar una suspensión de la pena de muerte o incluso abolirla completamente".

"La manera en que tratamos a los criminales habla mucho de lo que somos como sociedad", agregó.

Monseñor Coakley reclamó entender "que la vida es un regalo de nuestro Creador, totalmente desinteresado e inmerecido para ninguno de nosotros, comenzaremos a reconocer que existen y deben haber límites sumamente estrictos que permitan el uso de la pena de muerte" y abogó porque "nunca debe usarse, por ejemplo, para exigir venganza o simplemente como un efecto disuasivo. En general, existen otras maneras de ejecutar una sanción justa sin recurrir a medidas letales".

El arzobispo estadounidense pidió rezar "por la paz de todos los que de alguna manera se han visto afectados o involucrados en la ejecución de esa noche, incluyendo al propio Lockett, su familia, funcionarios y otros testigos del hecho".

La BBC informó recientemente que al aplicarle la pena de muerte al recluso Clayton Lockett se le administró un sedante y diez minutos después se dijo que estaba inconsciente y se le administró una inyección letal, pero pronto comenzó a retorcerse y respirar intensamente. Finalmente murió casi 50 minutos después de un ataque cardíaco masivo.

Lockett había sido condenado por el asesinato de Stephanie Neiman, una joven de 19 años, a quien disparó y cuyos cómplices enterraron aún con vida en 1999.+