Sábado 23 de agosto de 2025

'La política necesita esperanza y servir a las personas', indicó el Papa a legisladores

  • 23 de agosto, 2025
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
León XIV se reunió con legisladores católicos a los que instó a construir un mundo arraigado en la justicia, la conciencia y el amor de Dios.
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"El auténtico desarrollo humano se manifiesta cuando las personas viven virtuosamente y en comunidades sanas, regocijándose no solo de lo que poseen, sino también de quienes son: hijos de Dios", así lo señaló el papa León XIV en su discurso a los participantes de la XVI Reunión Anual de la Red Internacional de Parlamentarios Católicos, (ICLN), reunida en Roma durante el Jubileo de la Esperanza.

Al dar la bienvenida a legisladores y líderes políticos de todo el mundo, el Papa les agradeció su presencia y reflexionó sobre el tema elegido para la reunión: "El nuevo orden mundial: la política de las grandes potencias, los dominios corporativos y el futuro del florecimiento humano".

En estas palabras -dijo-, percibo una preocupación y un anhelo a la vez. Nos preocupa el rumbo que está tomando nuestro mundo, y sin embargo, anhelamos un auténtico florecimiento humano, un mundo donde cada persona pueda vivir en paz, libertad y plenitud según el plan de Dios.

Dos ciudades
Recurriendo a la sabiduría de San Agustín de Hipona, el Papa recordó cómo el gran Padre de la Iglesia, escribiendo en medio de los trastornos del último Imperio Romano, imaginó la historia como el desarrollo de dos "ciudades".


Este Padre de la Iglesia enseñó que, en la historia de la humanidad, dos ciudades se entrelazan: la Ciudad del Hombre y la Ciudad de Dios. Estas representan realidades espirituales: dos orientaciones del corazón humano y, por lo tanto, de la civilización humana. La Ciudad del Hombre, construida sobre el orgullo y el amor propio, se caracteriza por la búsqueda del poder, el prestigio y el placer; la Ciudad de Dios, construida sobre el amor a Dios hasta el altruismo, se caracteriza por la justicia, la caridad y la humildad.

Auténtico florecimiento humano
El Papa León enfatizó que la visión de una vida próspera a menudo se distorsiona en el mundo actual. "Hoy en día, una vida próspera se confunde a menudo con una vida de riqueza material o una vida de autonomía individual sin restricciones. El supuesto futuro ideal que se nos presenta suele ser el de la comodidad tecnológica y la satisfacción del consumidor. Sin embargo, sabemos que esto no es suficiente. Lo vemos en las sociedades ricas donde muchas personas luchan contra la soledad, la desesperación y una sensación de falta de sentido".

"El auténtico florecimiento humano -continuó- proviene de lo que la Iglesia llama desarrollo humano integral, o el pleno desarrollo de la persona en todas sus dimensiones: física, social, cultural, moral y espiritual. Esta visión de la persona humana tiene sus raíces en la ley natural, el orden moral que Dios ha inscrito en el corazón humano, cuyas verdades más profundas son iluminadas por el Evangelio de Cristo".

Garantiza la libertad de buscar la verdad, adorar a Dios y criar familias en paz. También incluye la armonía con la creación y un sentido de solidaridad entre clases sociales y naciones. De hecho, el Señor vino para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.

Una política de esperanza
El Papa enfatizó que el futuro del desarrollo humano depende del "amor" con el que decidamos organizar nuestra sociedad: "el amor a uno mismo o el amor a Dios y al prójimo". Argumentó que todos ya conocemos la respuesta. Retando a los legisladores a ver su trabajo como una vocación, el Papa León les recordó su llamado a ser constructores de puentes entre las dos ciudades: la del Hombre y la de Dios. "Los insto a trabajar por un mundo donde el poder sea dominado por la conciencia y la ley esté al servicio de la dignidad humana. También los animo a rechazar la mentalidad peligrosa y contraproducente que dice que nada puede cambiar jamás".


Sin embargo, el Santo Padre reconoció que el llamado será difícil y que enfrentarán desafíos. Pero la gracia de Dios los ayudará a superarlos. "Mi venerable predecesor señaló la necesidad de una 'diplomacia de la esperanza'. Yo añadiría que también necesitamos una 'política de la esperanza' y una 'economía de la esperanza', cimentadas en la convicción de que incluso ahora, por la gracia de Cristo, podemos reflejar su luz en la ciudad terrena".

Bendición y aliento
Al concluir su discurso, el Papa León XIV expresó su gratitud por los esfuerzos de los legisladores por llevar el Evangelio a la vida pública. "Cuenten con mis oraciones por ustedes, sus seres queridos y aquellos a quienes sirven. Que el Señor Jesús, Príncipe de la Paz, bendiga y guíe sus esfuerzos por el verdadero florecimiento de la familia humana".+