Viernes 26 de abril de 2024

Obispos venezolanos critican elección legislativa y reclaman democracia social renacida

  • 8 de enero, 2020
  • Caracas (Venezuela) (AICA)
Apertura de la CXIII Asamblea Ordinaria Plenaria
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El presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo, criticó a los diputados oficialistas que, “violentando toda normativa de la Asamblea Nacional”, nombraron a Luis Parra como nuevo presidente a través de “una designación írrita”.



Aunque sin mencionar a Parra, el prelado se refirió con estas palabras a la elección que el 5 de enero realizaron los legisladores chavistas de una directiva de la Asamblea Nacional, en una votación en la que no participaron los diputados opositores debido a que los efectivos del régimen les impidieron ingresar al Parlamento.



El mensaje de apertura de la reunión episcopal fue leído por el vicepresidente primero de la CEV, monseñor Mario Moronta, debido a que el arzobispo de Maracaibo no pudo asistir por motivos de salud.



“Hoy todo se dirige al poder, a posesionarse, a cubrir espacios y no a generar procesos. Ese ha sido el mensaje dado por el grupo de diputados que violentando toda normativa de la Asamblea Nacional, se hicieron designar como directiva de esa institución. Los venezolanos sabemos que ha sido una designación írrita, fuera de toda normativa”, sostuvo en su mensaje.



“Por eso le tocará a la verdadera directiva elegida por votación y según las normativas de la A.N, seguir profundizando sobre la resolución de los principales problemas que aquejan al pueblo”, agregó.



Temas del plenario episcopal

La Conferencia Episcopal de Venezuela reunida en su CXIII Asamblea Ordinaria Plenaria, presentó un análisis del panorama nacional y eclesial del país, centrándose en los grandes desafíos a los que se enfrenta el pueblo venezolano para lograr una estabilidad social mayor.



Durante la Asamblea, los obispos presentaron el panorama nacional y eclesial de Venezuela, centrándose en los grandes desafíos a los que se enfrenta el pueblo venezolano, procediendo al análisis de la situación y a las respectivas acciones pastorales que deben aplicarse para lograr una estabilidad social mayor.



Entre los temas que se abordarán en las sesiones destacan el Sínodo de la Amazonía que, consideran, “ha abierto un espacio fundamental para la sinodalidad en la Iglesia y que ha puesto en claro la necesidad de un mayor compromiso con la casa común”. También intercambiaron pareceres sobre el protocolo de protección de abuso a menores y el camino a la II Asamblea Nacional de Pastoral por realizarse en julio de 2020.



Por otra parte, los prelados hicieron hincapié en el gran trabajo pastoral y humanitario que sigue llevándose a cabo con perseverancia y esperanza cristiana en las fronteras de Venezuela.



Apoyo a los migrantes en las fronteras

“Son muchos los migrantes que necesitan apoyo dentro y fuera de nuestra frontera. Para reforzar este trabajo pastoral y humanizador, los obispos de frontera de Colombia y Venezuela nos reuniremos a finales de este mes en Cúcuta conjuntamente con el secretario y miembros del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, de tal forma de fortalecer la ayuda humanitaria y la atención pastoral a quienes migran por la grave e injusta situación de nuestro país”, se afirma en el discurso.



Alma del pueblo venezolano golpeada

Y en alusión a la realidad que “golpea el alma del pueblo venezolano”, el CEV destaca tres acciones que deben ser reforzadas y apoyadas por parte de una Iglesia en “salida misionera” que sale al encuentro de los hermanos más necesitados y que no es indiferente ante el sufrimiento humano: “La denuncia profética, el anuncio esperanzador y el compromiso responsable”.



En primer lugar, la denuncia profética que comienza por retomar la dramática valoración reiterada por el episcopado de Venezuela: "Estamos, como personas y ante todo como pueblo, inmersos en una situación moralmente intolerable” ya que, en efecto, “no es solo contemplar el ámbito de legalidad jurídica de origen o no, de legitimidad política o no en virtud de procedimientos institucionales que, como todos sabemos, han sido violentados tantas veces en detrimento de la libertad y la paz; sino de lo que se trata, en términos éticos y religiosos, en el fondo y radicalmente, es de estar a la altura de la realidad de este desorden establecido”.



En segundo lugar, el “anuncio” esperanzador, como correctivo a la simple denuncia. En este sentido, los obispos del país hacen referencia a la esperanza, “basada en la convicción de que el ser humano es libre, capaz de solidaridad, comprometido en construir comunión desde la diversidad y que todo mañana puede ser mejor".



"Una esperanza arraigada sobre todo en la promesa cristiana de que, en Jesús, un orden de justicia y de caridad es posible mientras caminamos como personas, familias y pueblo hacia el Reino de verdad, de paz y de fraternidad definitivo”, agregan.



El tercer aspecto se remite al “compromiso” como cristianos y como Iglesia, de ser puentes, es decir, artífices de cambio en consonancia con nuestra responsabilidad bautismal y el lema de que “a grandes males grandes remedios”. De esta manera, los obispos reconocen que ya se hacen "cosas buenas en el orden del amor directo", practicando la “caritas en acto” ante las necesidades urgentes e imperiosas de nuestros hermanos.



Además expresan que Venezuela vive un momento dramático y una verdadera encrucijada nacional: "Necesitamos líderes que estimulen a la población a actuar con serenidad y visión de futuro. Debe prevalecer la racionalidad, que superen la agresividad y el odio que nos destruyen”, añaden alentando al pueblo a perseverar en las dificultades del duro camino que están atravesando.



¿Qué plantea la CEV a los cristianos?

Es por ello que los obispos piden al pueblo venezolano unión con los fieles de otros credos y religiones “para defender y promover los derechos y deberes comunes”. Igualmente exhortan a dar “protagonismo al pueblo” a través del discernimiento y contribuyendo con información mostrando así la firme voluntad de que como primer doliente “tiene derecho a ser oído con la fuerza que viene del sufrimiento injusto”.



En este sentido, la CEV propone a los representantes populares legítimos que consideren responsablemente la conveniencia de convocar a expresiones de “no violencia” activa presentes en el marco constitucional y en la DSI.



Los obispos también enfatizan su compromiso para que se desarrolle un plan sistemático de formación socio-política y ético-cultural desde la Enseñanza Social de la Iglesia y puntualizan que debe hacerse “de manera reflexiva, prioritaria, organizativa y con visión de futuro”.



Democracia social: utopía necesaria

Al final del discurso, recuerdan las palabras que pronunciaron en 2002 cuando declararon la situación de Venezuela como una “verdadera encrucijada”. El mismo día en el que también anunciaron la necesidad de líderes que estimularan a la población a actuar con serenidad y visión de futuro. Es por ello que hoy expresan el compromiso de todos y cada uno de los miembros de la Iglesia a “despertar la esperanza y la acción” y explican que se debe aprovechar la oportunidad histórica “para construir, sobre la base de lo mejor que hemos sido, una nueva historia basada en el bien común y la libertad”.



“El reto venezolano de este año debe ser que el pueblo encuentre el puerto verdadero de su esperanza en la democracia social renacida”, asevera el Episcopado. Un reto que consideran utopía pero también su “realidad más necesaria” que sólo será posible – finalizan – “si los verdaderos líderes políticos, empresariales, sociales, culturales y religiosos tejemos juntos con los dos hilos (utopía y realidad) y enseñamos a tejer a millones”.



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