Lunes 1 de diciembre de 2025

'Permanecer con María bajo la cruz de Jesús' pidió León XIV al clero libanés

  • 1 de diciembre, 2025
  • Harissa (El Líbano) (AICA)
"Incluso cuando los cañones retumban a nuestro alrededor", animó el pontífice en su encuentro con la comunidad católica en el Santuario mariano de Harissa. Ofreció una Rosa de Oro a la Virgen.
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"Es precisamente estar con María bajo la cruz de Jesús lo que nos da la fuerza para seguir esperando y trabajando, incluso cuando los cañones retumban a nuestro alrededor y las propias necesidades de la vida cotidiana se convierten en un desafío", dijo el papa León XIV, este lunes 1 de diciembre, en su encuentro con el clero, religiosos y agentes de pastoral de la Iglesia en el Líbano, en el Santuario de Nuestra Señora del Líbano de Harissa a la que ofreció una Rosa de Oro.

El Patriarca de Cilicia de los Católicos Armenios, Raphaël Bedros XXI, pronunció el discurso de bienvenida, describiendo el Santuario de Harissa como "el corazón espiritual del Líbano".

El religioso afirmó que, a pesar de las pruebas que sacuden al pueblo, la Iglesia sigue siendo "guardiana de la esperanza", tendiendo la mano a los pobres y acompañando a los jóvenes desorientados.

"Aquí, donde resuenan las lenguas y las liturgias de las Iglesias de Oriente y Occidente, la pluralidad de tradiciones se transforma en riqueza", subrayó Raphaël Bedros XXI.


El santuario mariano más importante del país. Antes de León XIV, fue visitado por Juan Pablo II en 1997 y por Benedicto XVI en 2012.

Eres responsable de la esperanza
En las palabras iniciales de su discurso, el Papa León invocó las enseñanzas de Juan Pablo II para explicar el significado del lema de su actual viaje apostólico: "Bienaventurados los que trabajan por la paz". "La Iglesia en el Líbano, unida en sus múltiples rostros, es un icono de estas palabras -como afirmó San Juan Pablo II-, tan profundamente arraigadas en su nación: "ustedes son, en el Líbano de hoy", escribió, "los responsables de la esperanza" (Mensaje a los ciudadanos del Líbano, 1 de mayo de 1984), y añadió: "Construyan un clima de fraternidad dondequiera que vivan y trabajen. Con sencillez de espíritu, apoyen a los demás y hagan todo lo posible para que triunfen el perdón y la misericordia".

El Papa les recordó que "para construir la paz es necesario estar firmemente arraigado en Dios y esforzarse por alcanzarlo. Solo con raíces tan fuertes y profundas se puede cultivar el amor y construir obras de solidaridad duraderas".

Permanecer con María bajo la cruz de Jesús
León XIV señaló que estas palabras habían encontrado eco y respuesta en el Líbano. Así lo evidenciaron los testimonios compartidos al inicio del encuentro. Representantes de diversos sectores de la Iglesia hablaron con el Papa sobre las diversas formas de atención pastoral en un país desgarrado por conflictos y crisis prolongadas. 

Expresando su agradecimiento por las acciones emprendidas, León XIV señaló que todas ellas deben surgir de la oración, simbolizada por San Chárbel y el santuario de Harris. "Es precisamente estar con María bajo la cruz de Jesús lo que nos da la fuerza para seguir esperando y trabajando, incluso cuando los cañones retumban a nuestro alrededor y las propias necesidades de la vida cotidiana se convierten en un desafío", dijo el Santo Padre.

Firmemente anclado en el cielo
Esto también lo demuestra el logo del viaje, que presenta un ancla, símbolo de esperanza, un ancla en el cielo. "Si queremos construir la paz", dijo el Papa, "anclémonos en el Cielo y, firmemente anclados allí, amemos sin miedo a perder lo efímero y demos sin medida. De estas raíces, fuertes y profundas como las de los cedros, crece el amor y, con la ayuda de Dios, nacen obras de solidaridad concretas y duraderas".

Perseverar a pesar de la traición y la injusticia
Refiriéndose al testimonio de un sacerdote libanés que trabaja en una pequeña aldea pobre amenazada por bombardeos, León XIV citó las palabras de Benedicto XVI pronunciadas en el mismo santuario de Harissa en 2012. El entonces Papa enfatizó la necesidad de superar el odio con el amor y la venganza con el perdón. Esto, de hecho, revela la capacidad de transformar nuestro sufrimiento en un grito de amor a Dios y misericordia hacia el prójimo. 


"Solo así", dijo León XIV, "no nos dejaremos abrumar por la injusticia y el abuso, incluso cuando, como hemos escuchado, somos traicionados por personas y organizaciones que especulan sin escrúpulos con la desesperación de quienes no tienen alternativa. Solo así podremos recuperar la esperanza en el futuro, incluso en el presente difícil, que no es fácil de afrontar".

Creando perspectivas para los jóvenes
En este contexto, el Papa recordó la responsabilidad hacia las jóvenes generaciones. "Es necesario", dijo, "incluso entre las ruinas de un mundo que sufre sus propias derrotas dolorosas, ofrecerles perspectivas concretas y reales de renacimiento y desarrollo en el futuro". 

León XIV destacó la importancia de la educación de la Iglesia, que en el Líbano cuenta con una larga y arraigada tradición. "Los animo a todos", dijo el Santo Padre, "a continuar esta loable labor, tendiendo la mano sobre todo a los necesitados y sin recursos; a quienes se encuentran en situaciones extremas, tomando decisiones basadas en el amor más generoso, para que la formación de la mente esté siempre ligada a la educación del corazón. Recordemos que nuestra primera escuela es la Cruz, y nuestro único Maestro es Cristo".

Obligaciones hacia los migrantes
León XIV abordó también la crisis migratoria en el Líbano, subrayando la necesidad de hacer esfuerzos para garantizar que nadie tenga que huir de su país a causa de conflictos absurdos y despiadados, y que los propios migrantes nunca se sientan rechazados.

Ante obispos, sacerdotes, personas consagradas y agentes pastorales, León XIV sostuvo que "el aroma de Cristo" no es un artículo de lujo reservado a unos pocos, sino "el aroma que emana de una mesa generosa, donde se encuentran muchos platos diferentes y de los que todos pueden participar juntos".

Antes de abandonar el santuario, el Papa bendijo la primera piedra de la "Ciudad de la Paz" de la cadena de televisión católica Tele Lumière/Noursat.+