"Ese corazón grande en el que vamos a descansar en el final de nuestra vida, pero en el que nos queda mucho para seguir aprendiendo", aseguró el obispo emérito de San Isidro.
"Algo tiene que morir en mí en esta Cuaresma, algo tiene que resucitar en mí", anima el arzobispo de Córdoba en el tercer domingo de Cuaresma, al reflexionar sobre la parábola del hijo pródigo.
El obispo de Río Gallegos invitó a los fieles a vivir una entrega total a Cristo y a los demás, recordando el significado verdadero del servicio sacerdotal y la fuerza de la oración.
"Que confiemos en este Dios que se muestra en Jesucristo, que es el rostro misericordioso del Padre", propuso el arzobispo de Buenos Aires en su reflexión sobre la parábola del hijo pródigo.