Allí se reunió con personas que atraviesan dificultades económicas graves y son asistidas por las religiosas. "Dar la mano es un gesto de fraternidad y vivir como hermanos es una profecía", expresó.
En la basílica Nuestra Señora de la Guardia, el pontífice puso bajo el manto de esa advocación mariana los "Encuentros del Mediterráneo", y pidió clero "difundir la alegría del Evangelio".